Un hombre y tres niños se sientan a la mesa mientras una mujer camina detrás de ellos con un plato.

Ya no somos forasteros

Una familia conoce su nueva ciudad natal después de huir de Afganistán

Durante los nueve días después del colapso del Gobierno afgano a mediados de agosto, Fraidoon Khamosh, su esposa Qadria y sus tres hijos pequeños (Omar, Asenat y Kayenat) se encontraban entre el aeropuerto de Kabul durante el día y un lugar secreto por la noche, y se preguntaban si, al igual que las innumerables familias desesperadas por abandonar el país, llegarían a escapar. Dos días después de salir con un visado especial para inmigrantes, el aeropuerto de Kabul fue atacado por un terrorista suicida.

Después de tramitar sus papeles, primero en Qatar y luego en Virginia, la familia aterrizó en la bahía de San Francisco. Se dirigieron a California porque los antiguos colegas de Fraidoon y su familia extensa también viven ahí. Fraidoon dice que sus amigos les dieron un lugar donde alojarse una vez que llegaron y convencieron al Comité Internacional de Rescate de Oakland para que diera prioridad a su caso. El IRC remitió a la familia a una organización sin ánimo de lucro, Welcome the Stranger, que apoya a una familia de refugiados al año. Ahora viven en una casa propiedad de la organización sin ánimo de lucro con el alquiler subvencionado, el IRC está pagando sus primeros seis meses allí. “Fue como un sueño cuando vimos esta casa”, dice Fraidoon. “Solo buscábamos una habitación individual”.

Mientras la familia Khamosh trabaja con un equipo de voluntarios para adaptarse a la vida en Estados Unidos y en el Área de la Bahía (desde la compra de alimentos hasta la inscripción de los niños en la escuela, pasando por aprender inglés y el uso del transporte público), la familia también se centra en el futuro y se pregunta dónde podrán vivir y qué harán para trabajar. Todos los días se sienten lentos y ajetreados a la vez. Según Fraidoon, cuando los momentos de tranquilidad se cuelan entre el agobio, sienten el alivio de estar a salvo. “No puedo olvidar que fuimos evacuados por el ejército estadounidense”, menciona Fraidoon. “Pero ahora todo está bien. No pasa nada. Solo pienso en el futuro”.

La búsqueda mundial de cómo ayudar a los refugiados afganos alcanzó un récord histórico en 2021.

Una mujer sentada en un banco en una parada de autobús con sus tres hijos que están de pie.
Qadria espera en la parada del autobús con sus hijos (Omar, de 10 años; Asenat, de 7; y Kayenat, de 4) un miércoles temprano en la mañana para que todos vayan a la escuela. Después de dejarlos, tomará sola el autobús de vuelta para ir a su clase de inglés.
Una mujer y un hombre se sientan en pupitres en un aula y trabajan en computadoras portátiles.
Fraidoon, de 35 años, y Qadria, de 25, presentan exámenes de inglés como segunda lengua. Qadria está tomando tanto clases de inglés para principiantes en línea y como presenciales , para poder aprender lo más rápido posible.
“Me siento cómodo porque estoy a salvo. Al menos puedo dormir durante la noche, usar las redes sociales de una manera libre y puedo vivir en un ambiente libre y estar feliz por mis hijos”.
Una mujer se asoma a una ventana de un segundo piso para ver a sus dos hijos jugando abajo, uno con un balón de baloncesto y el otro en un scooter.
Qadria saca la cabeza por la ventana para ver a sus hijos Omar y Kayenat jugar en el patio trasero.
Tres niños están de pie, disfrazados para Halloween, mientras una mujer ayuda a uno a ponerse la máscara.
Qadria ayuda a sus hijos a vestirse con sus disfraces de Halloween que recibieron como donación. Los niños se disfrazarán de princesa, superhéroe y robot para ir a la escuela, aunque la familia optó por no salir a pedir dulces este año ya que apenas se están acostumbrando al barrio.
Un hombre sostiene a un niño pequeño en un sofá azul.
Fraidoon abraza a su hija menor, Kayenat, después de que ella gatea hacia el sofá para acurrucarse junto a él. Jugar con sus hijos ayuda a Fraidoon a olvidarse de las presiones.

Wesaam Al-Badry

(Él)

Wesaam Al-Badry nació en Irak y se mudó a los Estados Unidos después de vivir en un campo de refugiados durante cuatro años y medio. Es periodista multimedios de investigación y artista interdisciplinario. Trabaja con temas relacionados con la justicia social, los refugiados, la guerra y la tecnología. Actualmente, vive en el Área de la Bahía.