Cinco mecánicos con el mismo uniforme se paran frente a una pared con el mural de una mano sosteniendo una llave.

Sentirse vivo

De seattle a birmingham los espacios queer son fuentes de amistad amor comunidad y autodescubrimiento

No sabía qué estaba esperando. Lo habría buscado sin cesar, si supiera cómo describirlo o dónde buscarlo, de haber sabido que existía. Pasé todos los días de mi infancia con los nervios a flor de piel, con el corazón abierto, esperando a que alguien me tomara de la mano y me llevara a algún lugar imposiblemente posible. Tenía que haber una realidad mejor para mí. Tenía que haber un final para mi anhelo desesperado, algo brillante y tangible hacia donde correr.

A medida que pasaban los años, sin que hubiera un respiro, aprendí a mantener mis sentimientos ocultos, incluso de mí. Empecé a creer que yo estaba mal; que no había nada malo en el mundo en el que vivía, solo había algo mal en mí. Yo era quien no sentía conexión alguna con nadie y con nada de lo que conocía. Yo era quien no entendía lo que quería, quien no sabía cómo ser feliz. Vivía con los dedos cruzados, con la esperanza de que saldría de mi depresión y me convertiría en quien realmente soy, fuera quien fuera, una vez que llegara a la edad adulta.

Este año, la búsqueda en Estados Unidos de aliado lgbt y familia elegida alcanzó el nivel más alto de la historia.

Las 5 principales áreas metropolitanas de Estados Unidos que buscaron aliado lgbt en 2021.

1. Charlotte, Carolina del Norte 2. Nueva York, Nueva York 3. Detroit, Míchigan 4. Orlando-Daytona Beach-Melbourne, Florida 5. Portland, Oregón

Si hubiera crecido en una ciudad con una escena queer vibrante o si hubiera conocido a otra persona trans de adolescente, quizá no me habría resignado a llevar una adolescencia tan desolada. Así que, cuando tenía poco más de veinte años, decidí recuperar el tiempo que sentía había perdido. Me mudé a Nueva York y fui a más eventos LGBTQ+, librerías, bares, películas, conferencias, protestas, pícnics, eventos para recaudar fondos, reuniones, lecturas de poesía, playas, actuaciones y fiestas de los que puedo recordar. Empecé a pasar menos tiempo preocupándome por tratar de definirme y, en cambio, dediqué mi energía a explorar todos los pequeños universos extraños que tenía ante mí, lugares y formas de vida que otras personas queer y trans habían hecho posibles. Mis nuevos amigos me llevaron a sus lugares favoritos de la ciudad, y cada uno de ellos se sentía familiar, como un secreto que había olvidado hacía tiempo. Como el hogar.

Mis deseos, alguna vez amorfos, empezaron a tomar forma en estos espacios queer y en mis relaciones y encuentros con otras personas queer y trans. No hubo un único momento que cambiara mi vida y en el que todo encajara, pero el hecho de buscar y construir una vida con personas que fundamentalmente me entendían cambió mi forma de pensar sobre mi persona y mi futuro. Fue Katie, la presentadora rubia del karaoke queer, quien me hizo sentir más respeto en un pequeño y rancio bar gay que en cualquier otro lugar como joven de veintitrés años. Fue la librería radical e independiente que frecuentaba donde llevé a leer conmigo a todas las personas que alguna vez llegué a querer. Fue Steve, mi enfermero favorito del centro de salud LGBTQ+, quien me hizo sentir tanto amor que pensar en él me hace llorar. Fue la fila de la farmacia en ese mismo centro de salud donde siempre me encontraba con alguien que conocía o con alguien que realmente quería conocer. Fue Arabelle, quien siempre encontraba un rincón para escondernos cuando las fiestas se volvían demasiado abrumadoras. Fue el local de panecillos frente a un bar gay, donde parar a comer un sándwich hacía que la espera de un tren a las 3:00 a. m. fuera un poco más tolerable. No podría haberme dado cuenta de mi propia condición queer y trans sin las personas que dieron vida a estos espacios y experiencias, y me acogieron en ellos. Al buscarme, encontré amistad, amor y comunidad. En la comunidad, me encontré.

“Mis nuevos amigos me llevaron a sus lugares favoritos de la ciudad, y cada uno de ellos se sentía familiar, como un secreto que había olvidado hacía tiempo. Como el hogar”.

Creo que nunca olvidaré lo que era vivir una infancia queer en soledad. Si hoy pudiera visitar a mi yo de doce años, no permitiría que se quedara esperando la felicidad ni un segundo más. Le cargaría a mi espalda y le presentaría a todos mis amigos, que son tan curiosos y brillantes y queer y trans y raros y divertidos y llenos de amor como mi yo de doce años. Le mostraría que es posible uno ser la persona que es y que quiere ser, la que a veces siente confusión, pero que se reconoce en lo más profundo de su ser. Respondería a todas sus preguntas con la honestidad que se merece. Y, en el momento que me fuera, ya sabría que nunca más tendría que sentir la soledad.

Centro De Aceptación De Magic City

A través de talleres, actividades abiertas a todo el público e incluso un baile de graduación, el Centro de Aceptación Magic City ofrece un lugar para que todas las personas puedan ser ellas mismas. “Nos dimos cuenta, al hablar con los jóvenes, de que era como si por fin tuvieran un lugar seguro para pasar el día, un lugar en el que pudieran solo ser y sentirse cómodos”, dice la subdirectora Lauren Jacobs.
Una persona con camisa azul y pantalones cortos está sentada en una silla mirando a la cámara.

Proyecto Trans Sistas Of Color

A lo largo de la pandemia, el Proyecto Trans Sistas of Color ha distribuido paquetes de cuidado llenos de alimentos, artículos de aseo, dinero en efectivo y pequeños regalos a mujeres trans de todo Detroit, además de ayudarlas a conseguir una vivienda estable, transporte y otras necesidades.
Primer plano de una mujer trans con cabello largo y oscuro y lápiz labial rojo brillante.
“No podría haberme dado cuenta de mi propia condición queer y trans sin las personas que dieron vida a estos espacios y experiencias, y me acogieron en ellos.”

The Sun Trapp

The Sun Trapp abrió sus puertas por primera vez en Salt Lake City, en 1987 como un bar gay de música country. Hoy, sus nuevos propietarios, Micheal Repp y Riley Richter, lo han transformado en un refugio para todas las personas LGBTQ+, centrado tanto en la protección de su comunidad como en la venta de bebidas.
Un hombre sonriente de pie detrás de una barra con banderas del arcoíris de fondo.

Repair Revolution

“Decidí abrir una tienda que fuera un espacio seguro para personas LGBTQ, tanto clientes como técnicos, dice Eli Allison, fundadora de Repair Revolution de Seattle. “Y, guau. Pude volverme una mejor técnica al poderme concentrar realmente de mi oficio en lugar de tener que estar pendiente de mi seguridad”.
Cinco mecánicos con el mismo uniforme se paran frente a una pared con el mural de una mano sosteniendo una llave.

Por Tyler Ford

(Elle)

Tyler Ford se dedica a la edición, la consultoría creativa y la defensa de las personas trans, algo que le ha otorgado múltiples premios. Le gusta mucho trabajar en proyectos que se centran en personas, historias y perspectivas queer y trans.

Myles Loftin

(Él)

Myles Loftin es un artista, narrador y colaborador creativo que vive en Brooklyn. El trabajo de Myles está impulsado por su deseo de apoyar a grupos mal representados o con una representación insuficiente.

Collier Schorr

(Ella)

Collier Schorr, cuya práctica fotográfica abarca celebridades, moda y bellas artes, captura imágenes que nublan los límites entre el género y la identidad. Con su trabajo pretende descentralizar la mercadotecnia y fomentar la diversidad.